Las domus eran las viviendas romanas de las familias de un cierto nivel económico, que se han podido estudiar gracias a los restos que han quedado en Pompeya tras ser sepultada por la erupción del Vesubio.
Estas casas podían llegar a medir 120 metros de largo por 30 de ancho y suelen distribuirse en una sola planta de forma rectangular que evidencia el carácter cerrado de la unidad familiar, orientadas hacia el interior sin apenas ventanas. Solía tener las paredes pintadas con frescos y los suelos adornados con mosaicos.
Estas casas podían llegar a tener 2 entradas, una para los habitantes de la casa y otra para el servicio.
Por el vestibulum, que era la puerta principal, accedías al atrium, en este patrio descubierto se encontraba el impluvium, que era un aljibe para recoger el agua de la lluvia que se deslizada hacia el gracias al tejado a dos aguas, y que da paso a los demás cubículos que se encuentran a su alrededor, destinados al servicio y a las salas que alquilaba el dueño para hacer tiendas. En ella se encontraba la tablinum, el lugar dónde guardaban los documentos familiares, archivos imágenes y tablillas, y en algunos casos, esta sala estaba comunicada con el peristilo, que es un patio ajardinado de mayor tamaño que el atrium, de influencia griega y rodeado por un pórtico columnado con una fuente central y alrededor suyo se encuentran las estancias destinadas para los habitantes de la casa, como el triclinium que era el lugar dónde se juntaban para comer y en el estaba el triclinio que era un asiento de tres piezas distribuidas en forma de "U". Al lado de esta sala estaba la cocina y la despensa.
Vestibulum
Peristilo
Atrium
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